de Claudia Zaiczik
Este libro realiza una contribución excepcional al método de lectura en qué consiste el psicoanálisis. En sus páginas, el uso de la imagen fílmica condesciende al esclarecimiento de los más diversos conceptos, sin perder la rigurosidad de la exposición ni la lucidez clínica. Porque la experiencia analítica es mucho más amplia que la del tiempo de las sesiones, cuando se la puede recrear en las coordenadas subjetivas de determinados personajes.
He aquí, entonces, el aporte crucial de este libro: una estética del personaje que, más allá de las aproximaciones semióticas o estructuralistas, permite pensar una orientación propia del psicoanálisis, la del sujeto entendido como acto y conflicto. Por esta vía, se demuestra la imposibilidad del psicoanálisis aplicado, siempre que los usos del psicoanálisis se revelan como múltiples.
Si la concepción freudiana del personaje tenía como referente la representación dramática, y dejaba al espectador la actitud catártica -vigente de Aristóteles a Hume-, Claudia Zaiczik encuentra en el cine el motivo para situar otra forma de relación con la obra de arte que no sea la identificación, ni el desciframiento hermenéutico, sino la interpretación-efecto de lectura. ¿No es así que Lacan leyó, por ejemplo, Tótem y Tabú de Freud?
Por lo tanto, este libro es un hábil instrumento para el psicoanalista que quiere conocer lo más propio de su posición, como para los estudiosos de otras disciplinas que no quieren recaer en la reducción del psicoanálisis a lo que hoy se llama «estudios culturales».
Luciano Lutereau