Clínica de la identificación

“…Añado no obstante que un subrayado más insistente en lo que la autora no deja de decir —“pensar este tiempo de la identificación como un supuesto teórico, tal vez con valor axiomático”— curaría quizá en salud a quienes por prejuicios que es difícil erradicar podrían extraviarse en las frecuentes referencias del texto a los mitos fundantes en Freud (para quien no eran mitos, lo que suele olvidarse), los que si presentan en forma narrativa la estructura son en todo caso explicados por esta, y no al revés, lo que también se olvida.
Otra cima que la autora logró superar es la del desafío de articular de una manera que no sea la del acto de fé o la de la cita irreflexiva, la difícil conjugación de las tres identificaciones freudianas (ese heteróclito del que el propio Lacan afirmó que no constituye una clase) con su presentación en el nudo borromeo de cuerdas, y aun la de esta con su mostración en el nudo de toros, abiertos como tales, mediantes corte o agujereado, a su vuelta del revés (como prefiero traducir retournement). Esta conjugación se efectuará previo paso por una pedagogía de excepcional claridad que conducirá de la mano sin sobresaltos al lector novato en los últimos desarrollo nodales de Lacan, sin autorizarlo por ello a una aplicación salvaje.
¿Mencionaré ahora que la autora no retrocede ante la posibilidad de dar un sentido que no sea el del clisé prêt-à-porter a la misteriosa identificación a lo real del Otro real que Lacan sitúa como nombre del padre? Pero esta enumeración debe detenerse en algún momento, y el detallado índice de la segunda parte del libro, De la clínica, dice lo que tiene que decir sin que necesite exégesis alguna…”
Del prólogo de Ricardo Rodríguez Ponte